LA ELEGANCIA DE UN MÁSTIL No hay nada más elegante que ver los dedos de Kiko Aguado deslizándose por el mástil de su vieja guitarra. Ese sonido envolvente, puro. Esa diáfana claridad lunar entre un arpegio, un acorde o una escala. El rasgueo oscuro que, por momentos, te traslada de la Nueva Orleans de los años veinte al París de los años cincuenta. La certeza, siempre, de un detalle magistral, de una nota que nunca te esperas, de algo que nunca hizo nadie antes, o que tal vez lo hicieron otros antes que él, pero son los desconocidos.Recuerdo a Kiko Aguado desde que era pequeño, adolescente y punky. En Granada, en aquellos años míos de mi adolescencia, la música escaseaba. Pero había bares y pubs que eran geniales. Ofrecían música en vivo. Un sábado por la noche, con 16 años, podías salir de casa con un montón de dinero en los bolsillos, regalo de los padres, y regresar con el mismo montón de dinero. Pero eran bares de verdad. Auténticos. Te tomabas una Coca-Cola mirando a Luis Poyatos tocando un piano… a Arturo Cid deleitándose en su saxo… La música en vivo era, entonces, música viva… Guillermo Morente con su bajo, Julio Pérez a la batería… El loco Julio Pérez…Y Kiko Aguado… Todavía recuerdo la reverencia, casi mística, que otros músicos le hacían cada vez que entraba en escena. Celia Mur, mi gran amiga, la Blues Band de Granada, la Big Band, todas las formaciones musicales de Granada, ya fuesen del rock o el punk, del flamenco o el jazz, teníamos, tenemos que inclinarnos ante Kiko Aguado. Porque él nos enseñó mucho a todos. Una escala. Un acorde. Una manera de poner la mano sobre la guitarra. Una forma de hacer determinado solo que resultase interesante. Un fraseo. Una falseta. Un “quejío”, como decía Enrique Morente de Kiko Aguado… “ese guitarrista le pone mucho quejío a la guitarra…” Y no era flamenca, precisamente…Pero lo que tenía y tiene Kiko Aguado son, ante todo, varias cosas: humildad, elegancia, ternura, sabiduría… y arte… Habrá a quien no le guste el jazz o el flamenco, a quien no le guste el rock o el pop, a quien no le guste la música sinfónica o no le guste el rap… Pero ante quien se siente en un sofá, y ponga un disco de Kiko Aguado, sabrá, al cabo de una escucha, que está ante la hermosura de unas manos, ante la belleza de un acorde y ante la infinita elegancia de la música… Jesús Arias (ex miembro de la banda punk TNT. Periodista) |